Las lágrimas de Mónica Carabalí Lasso no paran de brotar: el ‘Niño Jesús Negro’ nace en Quinamayó, un pueblo del suroeste de Colombia, y con él se celebra el rompimiento de las cadenas que oprimieron por años a la comunidad afro, mientras que con bailes tradicionales muestran su alegría por gozar de libertad.
Eran esclavos, sus ancestros llegaron desde África y servían a los dueños de las haciendas cultivadas con caña de azúcar del departamento del Valle del Cauca en el siglo XIX: los mismos que les prohibían disfrutar de la Navidad el 25 de diciembre.

Eran esclavos, sus ancestros llegaron desde África y servían a los dueños de las haciendas cultivadas con caña de azúcar del departamento del Valle del Cauca en el siglo XIX: los mismos que les prohibían disfrutar de la Navidad el 25 de diciembre.

Cuando pasados 40 días los amos los dejaban salir, las comunidades negras se reunían para celebrar el nacimiento del Mesías, que en esta población es negro. Mónica es una de las seis «cantaoras» del evento y llora porque desde 2020 no habían podido celebrar esta particular Navidad única en el mundo.

El ritmo aumenta y los corazones palpitan más fuerte en el pueblo cuando el «Niño Dios Negro», junto a dos adultos disfrazados de mula y buey, se incorporan a la procesión. El recorrido final está marcado por mucha pólvora y la luz de 12 antorchas que iluminan el camino hasta la plaza principal.

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